Torre del Mar, un lunes cualquiera

Torre del Mar, un lunes cualquiera

Lunes en Torre del Mar. Un lunes cualquiera del mes de octubre. Los vecinos de calle San Andrés están que trinan porque llevan ya unos días con la zona azul funcionando en los escaso s aparcamientos que quedaban libres en el Centro, una vez que la circulación pasa por la plaza de La Axarquía (ya sin plazas de parking, claro). La plaza, eso sí, aún sigue sin acabar.

 

 

La fuente está precintada, ni rastro de mobiliario y hay varias casetas para la luz, una en plena plaza, muy mal ubicadas, junto a contenedores soterrados, también en un lugar de lucimiento de la plaza que se ha desperdiciado.

 

 

Unos metros más adelante, en una de las calles que limitan el Mercado, calle Casa de la Viña, frente al Bar Pino, sigue señalizada en plena carretera, con varias vallas, un problema de la vía. Lleva ya bastantes días allí. También ocurre algo similar en El Tomillar, cerca del Hospital, en el Conjunto Los Geranios. Una arqueta rota y la acera cortada.

 

 

Bajando, detrás del IES Miraya del Mar, en calle Ramón de la Sagra, el paseo por la acera se interrumpe porque la dejadez de nuestros actuales gobernantes ha permitido que las flores cobren vida propia desde la jardinera.

 

 

Caminamos hacia Viña Málaga, donde los problemas se acumulan. Antes, en la nueva Comisaría de Policía Nacional, a escasos 25 metros, en la calle Cuesta del Visillo, a la espalda del IES María Zambrano (donde, por cierto, en el interior continúa un muro agrietado y vallas delimitando la zona en pleno patio del recreo y a la espera de que el Ayuntamiento lo arregle), la suciedad se apodera de la calle, dejando una estampa horrible, de una dejadez total.

 

 

Ya en Viña Málaga, tras el bochornoso aspecto de los jardines de la zona de calle Valdepeñas, que ya hemos puesto de manifiesto en varias ocasiones, nos llama la atención una alambrada cortada en plena calle, y otra vez la vegetación apoderándose de la acera, en calle Campos de Borja.

 

 

Más abajo, en calle Jumilla, una tapa del alcantarillado está a punto de saltar por los aires, desnivelada. En el otro extremo, una calle sin acera.

 

 

Es lunes. Un lunes cualquiera en Torre del Mar, donde el ruido de algunos, con el beneplácito de unos cuantos, trata de tapar una realidad que salta a la vista.